Me diste aquellos marrones, naranjas, ocres, rojizos y te pinté estos campos de castilla, que aparecen al otro lado de la ventanilla del coche, en el que viajo hacia aquellos azules y verdes, líquidos, de los que me hablarás esta noche, para poder pintar un mar infinito en tonos e imaginación. Y así ser capaces de navegar en un velero blanco de sueños imposibles cuando estemos, esta noche, desnudos sobre tu cama.
MAFY